miércoles, 28 de marzo de 2012


"Drogas, Alcohol  y  Adolescencia"

  Por: Lic. Claudia Montes de Oca



Drogas, Alcohol y Adolescencia

                            Por: Lic. Claudia Montes de Oca

La adolescencia es un momento particularmente vulnerable en la vida de un sujeto, debido al proceso de duelo por las figuras parentales de la infancia en que ella se inicia, y por ser un momento de "transición" entre la pérdida de éstas figuras de identificación y la búsqueda o el encuentro de unas nuevas.
A lo anterior se suman: la actual crisis cultural y el enfrentamiento con un mundo cada vez mas complejo y vertiginoso.
Existe además un verdadero "bombardeo" de la publicidad dirigido hacia este grupo etario, apetecible para el mercado; basta ver, por ejemplo, las propagandas de cerveza destinadas a jóvenes, y el aludido "encuentro" entre ellos si se las consume juntos.
Los adolescentes también afrontan en esta etapa la salida exogámica y el erotismo genital que los atemoriza. En diferentes pueblos y culturas, encontramos ceremonias y rituales de iniciación como forma de marcar en lo simbólico este pasaje de la niñez al "mundo adulto", en muchos casos como marcas en lo real, y en todos poniendo en juego lo real del cuerpo expuesto al sufrimiento y a la muerte.
Ahora bien, ¿qué sucede en una sociedad en la que se ha perdido la eficacia de los actos simbólicos que marcan esta salida de la niñez y esta entrada en la adultez? Es posible que en nuestra cultura actual, el alcohol y/o drogas juegue algún papel en este sentido para los adolescentes, en tanto "se es grande" por estar <tomando alcohol> o por <estar drogado>. Por otra parte, el alcohol como otras drogas "sueltan la lengua" y "dan ánimos" para "encarar" a un partenaire en el juego de la seducción inicial.
El alcohol - una droga socialmente aceptada - daría, desde la consideración de los jóvenes, la fuerza y el valor necesario para los primeros encuentros sexuales tan deseados y tan temidos. Entonces, se arma un escenario: la discoteca, como subrogado del altar, el monte o el lugar de exhibición de juegos públicos, en el cual mostrar algún emblema (por ejemplo: la lata de cerveza), permite a través de un acto -el beber, y su consecuencia, la borrachera- sentirse grandes y pensar que están haciendo cosas de grandes.
Desde hace años circulan discursos que categorizan las adicciones como un problema de los jóvenes. Si bien la problemática se extiende a una franja que abarca desde los púberes hasta los adultos mayores, variando en la frecuencia, cantidad y tipo de sustancia, el inicio del consumo se produce mayormente en la adolescencia. El hecho de que ésta sea la etapa de la vida de mayor riesgo en el inicio del uso y abuso de drogas, puede explicarse por las características propias de ella, como parte de un proceso de profundas transformaciones biológicas, psicológicas y sociales.
Los padres, a su vez, también sufren sus propias crisis. Algunas de ellas consisten en encarar diversos duelos –desprenderse del hijo niño, dejar de funcionar como un ídolo y aceptar una relación llena de críticas y ambivalencia, admitir su propio envejecimiento- y revivir aspectos de su propia adolescencia y de la relación con sus propios padres. Al mismo tiempo, deben hacer equilibrio entre no ser demasiado sobreprotectores o invasivos, ni demasiado permisivos y ausentes. Ahora bien, si la estructura psíquica y el sostén afectivo familiar del joven no logran soportar y contener tales estados, el consumo de alcohol y/o drogas que la sociedad y los grupos de pares ofertan les sirve para paliar el malestar y encontrar algunos momentos de alivio.
Hay que dilucidar para qué le sirve la droga y por qué no puede encontrar otra manera de encarar los obstáculos que se le presentan.
Los padres de los púberes y jóvenes a menudo preguntan cómo saber si su hijo "se droga". La respuesta no es sencilla, pero sin duda, una de las maneras es escuchándolo. Los adolescentes – y no sólo ellos- pueden hablar mejor del tema con quienes "saben" escuchar. Ciertas actitudes obturan la posibilidad de comunicación y son incompatibles con una disposición genuina de escucha. Cuando se juzga, se aconseja o sermonea en exceso, se critica o ridiculiza, no se toman en cuenta o se toman a la ligera sus opiniones, o bien existen grandes contradicciones entre lo que se dice y lo que se hace, se están colocando obstáculos en el vínculo con los hijos.
"Escuchar" no se trata sólo de interrumpir mientras el otro habla, sino de tratar de comprender lo que nos dice y quiere decirnos.
A grandes rasgos, algunas señales que pueden estar indicando el abuso de alcohol y/o drogas son la aparición de: 
·                                 * fatiga
·                                 * quejas continuas acerca de su salud
·                                 * ojos enrojecidos
·                                 * tos constante
·                                *  cambios repentinos de humor y/o personalidad
·                                *  irritabilidad
·                                *  insomnio o somnolencia persistentes
·                                *  conductas de riesgo
·                                 * depresión
·                                 * desinterés generalizado
·                                  * falta de comunicación
·                                 *  ausencias frecuentes
·                                 * problemas de disciplina en la escuela.
      Sin embargo, no está de mas aclarar que muchas de estas manifestaciones pueden ser indicadoras de otros problemas. Si bien los padres pueden reconocer señales que sean expresión de dificultades, no se espera que ellos hagan el diagnóstico. El primer paso es consultar con un médico para estar seguros de que las señales que se perciben no sean efecto de causas orgánicas. Luego, conviene proseguir con una evaluación realizada por un profesional de la salud mental.
Para finalizar, es importante subrayar que, aunque no existen recetas para prevenir que los adolescentes contraigan una adicción, generar espacios de comunicación, dejando de silenciar cuestiones familiares, evitar comparaciones entre sus resultados y los de los demás (hermanos, compañeros, conocidos), facilitar su inclusión en actividades que permitan construir vínculos y pertenencias, y promover la elaboración de proyectos de vida, despliegan mayores posibilidades de que las dificultades que se vayan presentando a lo largo de esta etapa no sean desproporcionadas.
                                       Fin.-


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